No dice nada. Solo cubre su mundo inquieto, el del interior, el del hundimiento potencial. Porque la historia no se originó ni siquiera durante nuestro encuentro en el Hotel Mercedes Avenue, sino mucho tiempo atrás. ¿Para entonces había recibido The Jazz Piano Book? Tal vez me equivoque, pero la comunicación con Mario Lavista y las clases en el Liceo ya habían ocurrido. Y pocos años atrás: Tiempos de la Boston Symphony Orchestra y el LIBER USUALIS y los pianos en Harvard. Sonatinas y desconsuelos.
Luego, México, el chef baterista con el que nunca pude tocar porque se fue a Israel. Y Laura, quien se animó con una batería eléctrica. “¿Cómo se hace esto?”, “pégale como te nazca”. Y aquellos eran unos redobles y fills y Carmine Appice y Buddy Rich y las ventanas de los vecinos que se abrían para escucharnos, y “Bésame mucho, que tengo miedo perderte”.
Y ocurrió. Ahora es Gigí quien hace el trabajo en la batería. Una Gigí a la que seguramente pronto habrá que remplazar. Por lo pronto, para lo del día 8, no sabría quién va a estar ahí. Pero Cuarto Creciente ha dicho que él cubrirá el piano, y tengo que solicitarle una semblanza y publicarla y hacer todo aquello…. Los recuerdos que apañan y las indulgencias húmedas. Los recuerdos que pesan, sin embargo, cada vez menos. Y Fuel Injection que debe estar desahuciado.
(Sobre el escritorio observo una pelota de béisbol firmada por mis padres y un cuchillo filoso con funda de plástico, quieto, esperando la llegada del lunes por la tarde para cortar queso Oaxaca cuando llegue el hambre. Es una atmósfera de libertad la que ahora conmina estas palabras, una libertad casi experimental, como la de algún tipo de Avant-garde: curioso, que se prepara para algo importante).
ElMissInYou irá a lo del documental de Octavio Paz en CCU y por la noche nos encontraremos en el bar. Nos sentaremos con Cuarto Creciente para platicar sobre lo del día 8 de junio. Y Fuel Injection, desahuciado.
Fotografía: Desahuciado Xaperx (@El_Vulgarcete)